La honda visión temática de Luis Ledo, no se ve fallida en ningún momento.
La fuerza expresiva y emocional, el ritmo geométrico y
estructurizante cuando se enfrenta al paisaje dejando de lado lo anecdótico para lograr una labor de síntesis.
Y conseguido ello,
entona la composición con un control total del color,
sincretizando estilos; reconstruyendo para lograr premisas: firmes, profundas y serias.
Luis Ledo parece haber recogido lo mejor de todos los <
>, articulándolos de una manera muy personal, llega a la esencialidad, a la estructuración; sin apartarse de la confrontación; creación y realidad.
La naturaleza y el hombre forman parte de un engranaje imposible de eludir; parece insinuarnos que el lenguaje de éste actúa implacable para dar belleza y transcendencia a todas las cosas.
El pintor ha retomado el tema popular, para reinterpretar el bodegón, el mito popular y el paisaje, idealizándolo todo. Así, encuentra su inspiración sobre Covarsí, Hermoso y otros costumbristas, sin caer en lo anecdótico, plantea el tema y lo impregna con su hondo calado emocional.
Por último Ledo parece ser más fiel a su trayectoria y personalidad que el apuntarse a una modernidad dirigida por el marketing galerístico. A estas alturas todo en el arte está mas que digerido y para él no es más moderno Tapies, o el último conceptualista que Antonio López, por ejemplo...